¿LIBERTAD O PROPIEDAD INTELECTUAL?

junio 8, 2010


¡¡A las armas compañeros!!

¡¡Preparad los cañones, alzad las banderas!!


¡¡¡AL ABORDAJEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!

En los últimos meses hemos venido observado cómo pasaban ante nuestros ojos decenas, e incluso, cientos de pseudo-panfletos y comunicados en los que se nos alertaba acerca de las restricciones en libertad de expresión que supone la nueva Ley que ha promulgado la Ministra de Cultura.

Y NOS HA DADO IGUAL. No nos hemos asustado, por desgracia, con el típico discurso anticapitalista y anti-estado que se ha divulgado. Aquellos que de sobra estamos acostumbrados a teclear para navegar por internet no hemos movido ni un solo dedo para evitar lo que se nos viene encima. Parece, incluso, que no nos han importado las graves consecuencias que tal ley podría acarrearnos. Quizá no las conocíamos, quizá, no las queríamos conocer…

Los primeros enfrentamientos no se han hecho esperar: cuatro de nuestros más valerosos piratas han sido metidos entre rejas hasta 72 horas por el simple hecho de compartir, ese hecho cristiano que tanto se promulgó, se promulga y se promulgará. Sin embargo, fíjate tú, está penado por la Ley. ¡¡Son tantas las contradicciones de nuestro futurista siglo XXI!! Su barco (EspalPSP, EspalWii, EspalDS y EspalZone) ha caído, IS NOT FOUND.

Censura

Pero algo está ocurriendo en el ambiente internauta. Sopla un viento huracanado que nos trae aromas a“libros quemados”, a juegos desamparados, a canciones sin melodías y a películas sin velocidad. Esto no nos gusta; es más, nos cabrea, y mucho. Podéis comprobar que nuestro blog no contiene una temática especialmente beligerante, somos gente pacífica… hasta que nos tocan los cojones. Por eso, desde aquí, al igual que se ha hecho desde otraspáginas, os instamos a la revolución. Una Revolución que pretende recuperar lo que era nuestro. Ese espacio al que tantos de nosotros hemos acudido para comunicarnos, para aprender y para compartir todos los recursos culturales de que dispone nuestra querida humanidad. El espacio de libertad en que no era delito disponer del último tema de Hannah Montana para disfrutar de un agradable delirio; donde podías disponer de la peli de terror más cutre de la historia y verla con tus colegas; o el espacio de libertad en el que, al igual que en las bibliotecas, podías acceder a la lectura de un inolvidable capítulo de One Piece.

La sociedad está en contra de esta Ley, algunos todavía no lo saben, pero lo sabrán. Es la sociedad la que tejió este entramado celuloso. Es la sociedad la que ha creado el sistema que regula el organismo de la comunicación. Y es la sociedad la que romperá las barreras que impiden su libre pensamiento.

Recurriendo a las palabras que nuestro capitán D. Carlos Sánchez Almeida utilizó: «Internet (…) reacciona a la censura como si tuviera sistema nervioso, y salta inmediatamente para defender cualquier agresión (…). Pero esa agresión va a quedar en nada, porque todos y cada uno de nosotros somos capaces de generar una nueva página de enlaces (…). Quiero aprovechar (…) para incentivar esto, y les pido a todos ustedes que en la medida de lo posible hagan crecer la red de enlaces y que no sean solamente cien páginas las que tenga que cerrar nuestra querida ministra de cultura, sino que se tengan que cerrar diez mil o cien mil o un millón, y vamos a darle trabajo a muchos abogados y muchos jueces (…). No quieres caldo, pues ahí tienes dos tazas».

En definitiva, nos han robado derechos, nos han provocado… quieren guerra. Pero nuestras flotas y cañones están preparados; ya estamos en la Lista de Sinde… ¿Te vas a quedar parad@?

Si nos llaman piratas, lo llevaremos con orgullo y dedicación: ¡INFÓRMATE! CREA NUEVOS ENLACES DE DESCARGA, TOCA LOS COJONES Y DEFIENDE TU ESPACIO MARÍTIMO. ¡ES TU LIBERTAD, ES TU DEBER!

A las armas compañeros,!!

MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS: la novela y su autor

noviembre 13, 2009

Hace no mucho que vi esta película. Mi primera impresión, y también la última, no la dejan en muy buen lugar. Sin embargo, antes de escribir verdaderas burradas (que posteriormente, efectivamente, leeréis) decidí documentarme un poco para que, al menos éstas, estuvieran cargadas de razón.

Hunters ThompsonAl parecer, la película dirigida por Terry Guilliam, está basada en la novela, bajo el mismo título, del periodista estadounidense Hunter S. Thompson y fue publicada en 1971. Thompson destacó, en el contexto de la Guerra del Vietnam y años posteriores, por sus reportajes de guerra y por ser el icono de lo que él mismo denominó “periodismo Gonzo”.

Tal variante se caracteriza por el contacto directo con la noticia, en la que muchas veces, la implicación y protagonismo del periodista son tales que superan la importancia de la noticia misma; la fusión entre lo subjetivo y lo objetivo hace que los relatos cobren una viveza capaz de llegar a las entrañas de cualquier telespectador. De hecho, en sus obras en general y en la que hablamos hoy en particular, podemos observar personajes cuya forma de actuar está cargada de las influencias de esta corriente. Para aclarar, en parte, las generalidades de las que hablo, me remitiré a hacer un breve resumen de la novela, comentando ciertos puntos de interés:

El propio Hunter S. Thompson relata su vivencia personal (exagerada y deformada grotescamente) junto a su abogado Óscar Zeta Acosta. En la novela, su persona aparece bajo el pseudónimo de Raoul Duke, quien igualmente, viaja con su abogado: el Dr. Gonzo, ambos acompañados de un gran cargamento repleto de la mayor variedad de estupefacientes jamás imaginada.

Ambos se encaminarán hacia Las Vegas para cubrir un reportaje acerca de una carrera de motocicletas y en busca del siempre ansiado “sueño americano”. Como resultado de este cocktail, obtenemos extensos periodos de delirio incontrolado y alucinaciones psicotrópicas de lo más extravagantes en ambos personajes, flasbacks y descripciones incoherentes en referencia al escenario espacio-temporal. Un ejemplo destacado y muy comentado es que es imposible que el autor, en la vida real, pudiera asistir en el mismo día a la carrera de motos y a la convención de narcóticos, pues ambos sucesos tuvieron lugar con una diferencia temporal de un mes. El relato del autor puede hacer pensar que el desenfreno yonki dio lugar a la pérdida de percepción temporal real y que, por ello, se relatan de manera sucesiva y, cómo no, muy difusa.

Y aquí acaba el resumen; la novela no abarca más allá de los delirios y las paranoias, eso sí, a un ritmo vertiginoso. Sin embargo, podríamos considerar que el autor intenta retratar, con escuetas pinceladas, la escena decadente de aquellos años; unos años en los que se intentaba buscar la evasión mediante vías de escape alternativas, al horror y a los derroches de la guerra; buscar el descanso tras el agotamiento y abatimiento sufridos en la lucha contra la injusticia; buscar un modo de no pertenecer a aquello; buscar algún elixir capaz de solucionar las angustias de la existencia…

Arsenal

Como comentaba, esta última descripción tan profunda y asquerosamente modernita se aprecia a muy pequeña escala en la novela; lo que destaca de sobremanera, es el relato del viaje, literal y figurado, de dos colgados a través de la extravagante forma de vida de Las Vegas.


Festín de Cuervos (y no es broma)

diciembre 22, 2007

¡Feliz sábado, norteños!

    Hay algo que ha hecho que decida pasarme por aquí, cosa inusual últimamente. He caído en las garras de alguien más malvado que el mismísimo Darth Vader. Se llama Universidad. Fear the evil. En otro orden de cosas, el verdadero motivo de mi repentina, absurda e inconcluyente actualización es, simplemente, que hoy es el día más feliz de mi recién estrenada vida. Hoy os traigo una noticia maravillosa, porque el día 21 de Diciembre de 2007 ha de ser recordado como el día en que, después de más de dos años y medio de llorar a Gigamesh…¡ha salido a la venta Festín de Cuervos!

Fest�n de Cuervos

    Supongo que muchos de vosotros, me atrevo a decir la mayoría, no tiene ni idea de qué hablo y está pensando en meterme en un manicomio en tres, dos, uno. Pero no será necesario. Yo os lo explico. Festín de Cuervos (A Feast for Crows en su versión inglesa, editada hace ya mucho tiempo) es el cuarto volumen de la maravillosa saga Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin. No quiero aventurarme a comparar su magnitud con la de ESDLA, porque algún que otro bananero se me tiraría a la yugular. Pero creedme cuando os digo que es, sino la mejor, una de las mejores sagas fantásticas jamás escritas. Porque, si cae en vuestras manos, que se acabe el mundo o suba la inflación será lo que menos os importe. Y el día que eso ocurra, el día que venga aquí, escriba un post y os convenza de leerlo…ese día, y sólo ese día, entenderéis porqué he sufrido durante casi tres años por un puñado de páginas.

    No voy a decir más, porque ahora no me siento con fuerzas de soltar lo mucho, mucho, muchísimo que hay que decir de este libro. Si os sirve con esto, leedlo ahora. Si queréis más motivos, esperad y los tendréis. Simplemente creí que era una buena noticia. Y que algunos os alegraríais de que la compartiera.

    Y, como siempre, recordad: Valar Morghulis.


Harry Potter: el fin de una saga, el fin de una era (Parte 2)

agosto 10, 2007

    Si, el final ya ha llegado. Y se me hace duro explicarlo sin contaros o reventaros nada ¿Qué puedo hacer para convenceros de que lo leáis? En primer lugar, merece la pena que cojáis vuestras varitas y le plantéis cara al inglés. Es tan brutal, tanto, que no deberíais esperar a que se traduzca. Es una puñetera obra de arte, compleja en argumento, pero sencilla de leer. Si tenéis un nivel medio se os hará muy ameno, y me juego el cuello a que os olvidáis de para qué sirve un diccionario. De todas formas, y para los más vagos, algunos fans enfermos nos estamos currando una traducción que, pretendemos, sea de calidad. Si os interesa la idea, o incluso participar, echadle un ojo a Translato. En segundo lugar, os recomiendo que lo saboreéis. Es difícil tomárselo con calma cuando se lleva tanto tiempo esperando un desenlace, pero es muy importante ir poco a poco: demasiada información en muy pocas páginas. En tercer, y último lugar, pero no menos importante, mi recomendación va para los vagos: esperar a la adaptación en el cine es un error, porque os perderéis capítulos prodigiosos y porque los guionistas de Hollywood suelen ser una pandilla de mancos de primera categoría ^^ ¿Y a qué narices viene este revival a modo de post? A que hablar de este libro sin meteros un spoiler of doom me llevaría diez líneas. Pero a eso venimos, a cumplir.

    Harry Potter y las Reliquias de la Muerte es, prácticamente, el final perfecto para la saga. La línea argumental retoma la búsqueda de Harry de los Horrocruxes, lo cual trae al trío bastantes quebraderos de cabeza. El libro tiene sus bajones de ritmo, no demasiado graves ya que son incisos necesarios: si Rowling no les permitiera un respiro, los lectores moriríamos de un ataque de corazón. Hay algunos capítulos que caen en la misma fórmula problema+bache+solución milagrosa a la que ya estamos acostumbrados de las entregas anteriores, pero cada una se resuelve de forma más original que la anterior, y, siendo realistas, ya sabemos lo que hay: sin tensión no hay ritmo narrativo, y ella sabe mantenerla. El libro se mete tanto en ti, y la autora hace que todo sea tan real, que uno se olvida de todo, se mete en su burbuja y empieza a sentir y pensar como Harry.

    Y es lo magistral de este libro, algo que yo creía que J.K.Rowling no tenía ni el valor ni la maestría de hacer tan bien: retorcer, sacar e introducir emociones en el lector. Si el universo de HP era poderoso ya de por sí (y no sólo por las toneladas de merchandising que ha producido), este punto final triplica esa sensación de implicación. Rowling juega con nosotros: lleva seis años haciéndonos participes de una guerra de dos bandos que, como cualquier otro de sus protagonistas, no queremos presenciar. Y siempre nos daba una contraportada para respirar y pasar un año tranquilos, pero esta vez, no podía ser. Así que la batalla final, el cara a cara entre Harry y Voldemort se ve aplazado hasta el último momento, y es tan increíble y se hace tan breve a la vez que uno no se cree que, después de 10 años, 6 libros y 35 capítulos de huir de lo inevitable, duela tan poco y tanto a la vez ¿Más puntos a favor? El mejor capítulo de toda la saga, “The Forest Again”: si no hace que tu cuerpo tiemble como si fueras un niño perdido en medio de la nada, querido amigo, este no es tu libro y además tienes horchata en las venas.

    En general, las distintas localizaciones a las que ya estamos acostumbrados de los anteriores libros (Privet Drive, Hogsmeade, Hogwarts, Godric’s Hollow, The Leaky Cauldron…) pasan la mayor parte del libro desapercibidas, como otra parada más de la persecución. Pero, poco después de la mitad del libro, se convierten en una parte crucial de la trama, son auténticos personajes. Lo que siempre había sido un mero escenario, es ahora una mano amiga o una auténtica zancadilla para Harry. En un año, la autora va llevándonos de uno a otro, a modo de despedida: lugares que nuestra imaginación no volverá a pisar.

    Pero no todo está al final del libro: se respira miedo, incertidumbre, victoria, derrota pero, sobre todo, amistad y lealtad. Lo que hace de este el libro más especial de todos no es sólo lo que ocurre sino cómo ocurre y gracias a quién. Es el típico escenario de lucha para derrotar al mal, la injusticia, es casi anárquico. Unos se alzan contra Harry, otros se esconden en sus casas, y otros resisten hasta morir. Pero son Ron y Hermione los que permanecen a su lado como prometieron. Es el exponente máximo del trío. Todo lo demás es secundario comparado con el desarrollo de su relación, del reparto tan admirable que realizan de la responsabilidad de devolverlo todo a la normalidad. Y es, de hecho, lo que se lleva más páginas. Trío, trío, trío y más trío: en eso podría resumirse la mayoría del libro. Y no me entendáis mal, es estupendo. Es predecible y a la vez inesperado: es como tener 50 capítulos de una serie que ya sabes de qué va por delante, y sin embargo no saber de dónde sacar más tiempo para verlos.

    Para que no todo parezca épico y maravilloso, he de decir que era cierto. Es una carnicería sin piedad, Rowling no se corta para nada. Es una guerra, ya lo había dejado claro, y en la guerra siempre hay caídos de ambos bandos. Vais a sufrir tanto como vais a emocionaros, o eso creo. Podría seguir líneas y líneas divagando sobre todo lo que puede que sintáis o no leyéndolo, pero no se puede describir. Simplemente, una gran reverencia para Rowling por hacer lo que era necesario, por cerrar un final tan bien (a excepción del edulcorado epílogo), por despejar cualquier incógnita, por haberse ganado al fandom. Porque ha marcado una diferencia en la vida de mucha gente. Porque nos ha hecho disfrutar durante años. Por hacer de un libro una forma de vivir. Sólo me queda decir…

THE END


Harry Potter: el fin de una saga, el fin de una era (Parte 1)

agosto 9, 2007

¡Muy atareados jueves, amigos!

    Como todos sabréis, existe una cosa llamada «ley de Murphy». Pues bien, en estos momentos se aplica a mi relación con el blog. Ahora que es verano, y que no te lee ni Rita, que es la típica amiga que se queda en casa y entra casi por aburrimiento mientras espera a que salga la peli de las Bratz, se me ocurren doscientos millones de temas sobre los que escribir y todos son “de actualidad”. Ni que decir tiene que la actualidad, en el futuro, no es actualidad (si no me creéis, preguntadle a Tita RAE). Y yo pensaba, cuando leí emocionada el pasado fin de semana que ya estaba anunciada la nueva expansión de World of Warcraft, The Wrath of the Lich King, que podría hacer un post apoteósico. Pues bien, como hasta los frikis merecemos un respiro, he cambiado lo de hacer el post por un viaje a Almería para conocer a mis queridos compañeros de guild del susodicho juego. Pero no todo va a ser un prado de pena…vengo a ofreceros mi modesta visión de un universo que puede que os toque de cerca. Espero que os veáis algo identificados.

    Se me hace especialmente difícil escribir, por absurdo que parezca. Muchos no tendréis esta misma sensación hasta Febrero del 2008, y otros no la sentiréis jamás. Es el fin de una era para muchos de nosotros, es el fin de algo que lleva acompañándonos en silencio (y sin protestar) desde nuestra más tierna infancia. Y, ahora, ha llegado a su fin. Corría 1997 cuando el primer ejemplar de Harry Potter y la Piedra Filosofal apareció en una librería del centro de Londres. Corría 1998 cuando cayó inesperadamente en mis manos. He de confesarlo, no pude terminarlo. Jamás conecté con aquel libro amarillo, tan raquítico, tan (ahora) descolorido. Me resultó poco atractivo, curioso, sí, pero poco atractivo. Sólo podía salvar a un niño pelirrojo la mar de achuchable y a su amiga la sabihonda, pero no podía con él. No podía con el niño lastimero que vivía en un armario bajo las escaleras del número 5 de Privet Drive, no podía con la sensiblera muerte de sus padres, no podía con tantas emo-líneas, ni con su maldito amigo semi-gigante ¡Cómo me equivocaba, y cuán acertada estaba!

    El fenómeno Potter empezó a disparase, y, un año después, todo el mundo esperaba su tercera entrega, mientras las dos anteriores plagaban cada puesto de la Feria del Libro de Madrid. Empecé a sentir algo cercano al odio al ver que un libro “tonto y vacío” eclipsaba a cualquier otro libro por el que uno pudiera interesarse. Y Harry y yo tomamos caminos separados, y parecía que mi reconciliación con el libro no llegaría jamás. Que me señalarían por los siglos de los siglos como Aquella-Que-No-Lo-Ha-Leído. Y pasaron un par de años, cuando alguien apareció en mi casa para arrastrarme al cine a ver a un estúpido niño mago en la gran pantalla. Ni siquiera recuerdo quién fue, pero le debo mi gratitud eterna. Porque salí de aquel cine con ganas de más. No tardé ni una semana en retomar el primer volumen, que, como en su momento, no me gustó. De hecho, a día de hoy sigue pareciéndome un libro bastante malo. Con algo de curiosidad en el cuerpo, devoré Harry Potter y la Cámara Secreta, y mi corazón se paró cuando terminé Harry Potter y el Prisionero de Azkaban en inglés. Aquello SÍ era una obra de arte. Era un libro, un libro de verdad, una obra maestra de la literatura fantástica. Y me hice adicta a Harry Potter, como medio mundo. Y me enamoré de Ron, y amé a Sirius por los siglos de los siglos. Y descubrí que era el leerlo, y no el odiarlo, lo que te hacía un maldito bicho raro.

    Y así, después de aquella revolución literaria, llegó Harry Potter y el Cáliz de Fuego, donde terminé de hacerme R/Hr shipper de porvida y a iniciarme en aquello del fanfiction. La saga se hizo más madura, porque los que éramos niños leyendo el primero, nos convertimos en eso que llaman “preadolescentes” (por dios x’D) y llegó aquella muerte que nos dejó claro que J.K.Rowling debería tener escrito en su lápida “I kill people, lol”. Con Harry Potter y la Orden del Fénix supimos lo que era odiar, vimos el lado oscuro de Harry, nos familiarizamos con el angst, tiramos varias veces el libro por la ventana (no os escondáis, se que vosotros también) y, cual manifestación de dementores, asistimos al descenso de la oscuridad sobre lo que, hasta entonces, parecía un inocente cuento infantil que jamás iba a terminar. Y todos nuestros recuerdos felices sobre andenes en medio de la nada, castillos encantados, caramelos de sabores variopintos, jerseys en navidad y ranas de chocolate se nublaron, y nos caímos por un velo de infelicidad. Y fue con aquel libro, más que con ningún otro, con el que quedó patente que Harry Potter era algo importante en nuestras vidas. Y desde entonces no he podido volver a calificarlo de “tonto y vacío”, porque es innegable que un libro, una película o una canción que despierta sentimientos, es objetivamente bueno.

    Supongo que la espera de la salida de Harry Potter y el Príncipe Mestizo (me niego a utilizar la traducción original x’DDD) se hizo mucho más corta: el que aún no se había atrevido con el inglés, lo hizo entonces. Y dejó a la sombra a la Orden, porque pasaba eso, y eso era impensable. Y ya no sabíamos que era el bien, ni que era el mal, ni dónde escondernos, ni quien iba a atar todos esos cabos sueltos si no lo hacía la Rowling ¿Qué pasaría, después de todo? Teníamos miedo del final.

Y el final, queridos amigos, ya ha llegado.